Supongo que ya todos sabréis que estoy encantada en mi nuevo trabajo como traductora en COMAR, una empresa que se dedica al juego.
El caso es que a pesar de domir bastante, mínimo 6.30 cada día, y de tener mucho trabajo, me da el sueño con muuuucha facilidad. Y es que de lo trabajadores que somos casi no nos levantamos, además me traigo el termo con té verde o manzanilla, así que tampoco hay escapadas a la máquina de café.
Peeero, ayer descubrí el milagro ANTISUEÑO: el chicle. El acto compulsivo de masticar chicle es santo remedio para evitar que me rinda a Morfeo.
Hoy también he incluido en el «Kit contra el sueño», los auriculares…un ratito de news o de música ayudan mucho.